Aún quedan lejos los niveles registrados en 2007, antes del comienzo de la crisis, pero los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial apuntan a que la provincia onubense mantendrá la tendencia marcada en 2014 en lo que a separaciones y divorcios se refiere.
Hasta el pasado mes de septiembre, las demandas de disolución matrimonial superaban el millar (1.011); una cifra cercana al total registrado el pasado año, 1.393, y fácil de superar teniendo en cuenta que habría que añadir las que se produzcan en los tres últimos meses del año, una vez que la institución disponga de los respectivos datos.
Más próximas son aún las cifras registradas en 2013, lo que viene a confirmar esta inclinación, con 995 divorcios y 66 separaciones.
Lo que también parece claro es que el divorcio se sigue manteniendo como la figura más habitual frente a las separaciones. Así, en los primeros nueve meses de este 2015 se han realizado 960 demandas de divorcio, frente a 51 separaciones; diferencia que puede deberse a la supresión de la norma que antes obligada a permanecer un tiempo separados antes de iniciar los trámites para el divorcio. De este modo, y puesto que este paso no es necesario, lo más común es divorciarse directamente para ahorrar tiempo y dinero.
Otro detalle relevante en una ruptura legal es acudir o no a la vía contenciosa, lo que implica evitar o no las costosas tasas judiciales. Pues bien, aunque hasta 2013 eran mayoría las parejas que optaban por hacerlo de mutuo acuerdo, repitiendo este mismo esquema tanto en divorcios como en separaciones, en 2014 la tendencia se invierte y así continúa este año. Hasta el mes de septiembre 538 de los divorcios se llevaron a cabo mediante la vía contenciosa y 422 de mutuo acuerdo. Igual ocurre con las separaciones: 30 frente a 21.
Tampoco prima el acuerdo en lo referente a la modificación de las medidas de guardia, custodia y alimentos de hijos, con 150 procedimientos de modificación de medidas no consensuadas y 48 consensuados.